HAVANA, MY LOVE
The cities are their inhabitants. In vain the tourists try to make speak to the stones, without knowing the soul of their old and young individuals. The constructions, old or new always respond more to the spirituality of their neighbors than to the plans of the architecture manuals. It is certain that in every city several cities coexist. On them the common air, the mysterious angel of the identity can be breathed. But the hope is different in each individual.
It is important that when a visitor arrives to our cities, discovers the true face of some anonymous beings that populate Havana. That he or she gives an opinion, but doesn't judge. That the visitor relaxes in the daily thing, in the hard and tender at the same time, in the small details that evoke the daily greatness. Most of the inhabitants from Havana are not "winners" to the capitalist style. They suffer the rigor of living in a poor city and country, but they triumph in an unpredictable way, and they overcome all their problems.
THE NIGHT: At nightfall the small and fundamental individual revolution of the Havana people take place. The change is external and also inside: they put on makeup, they shave, they dress up, and they are illuminated. But they don't transform themselves to hide, they don't play double, they looked for themselves (and they achieve it). They are authentic.
THE BICYCLE: The bicycle is the most common transport. It has become of an instrument, a simple vehicle, into an ally, into a friend. It is the one that takes them to travel for this wonderful city, the one that takes us to find secrets and reveals unknown roads.
THE REALITY? , Those who only see battered houses, old cars and grief-stricken faces don't understand this city, this unique country. They don't want to know the human keys, singular and collective of the resistance, of the creation. They have not seen the fury of the sea against the city-rock. In a ball room, the roof of a humble house, in a theater, in a school, in a church, in a baseball stadium, in a bar, some dreams come true every day, every night. And more ones are born.
WHAT DO WE WANT?
We don't want an obliging, superficial look and paternalistic attitudes. We don't want epidermal looks. We want a fair look to this city: sometimes dirty but always welcoming and defiant, industrious and coquettish, with big contrasts between light and shade, watched from the sea or the height will always be the most beautiful of all characters.
At night, when we sit down in the pier, by the sea, contemplating the moon, we summarize all the dreams: to grow, to go higher.
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Las ciudades son sus habitantes. En vano intentan los turistas hacer hablar a las piedras, sin conocer el alma de sus antiguos y actuales individuos. Las construcciones, viejas o nuevas responden siempre más a la espiritualidad de sus vecinos que a los planos de los manuales de arquitectura. Es cierto que en toda ciudad coexisten varias ciudades. Sobre ellas puede respirarse el aire común, el ángel misterioso de la identidad. Pero la esperanza es diferente en cada individuo.
Es importante que cuando un visitante arribe a nuestras ciudades descubra el verdadero rostro de algunos seres anónimos que pueblan La Habana. Que opine, pero que no juzgue. Que se recree en lo cotidiano, que duro y tierno al mismo tiempo, en los pequeños detalles que evocan la grandeza diaria. La mayoría de los habitantes de La Habana no son “triunfadores” al estilo capitalista. Ellos padecen el rigor de vivir en una ciudad y en un país pobre, pero triunfan de una manera impredecible, y saltan sobre todos sus problemas.
LA NOCHE. Al caer la noche acontece la pequeña y fundamental revolución individual de los habaneros. El cambio es externo e interno: se maquillan, se afeitan, se engalanan, se iluminan. Pero no se transforman para ocultarse, no juegan a una doble cara, se buscan (y se encuentran) a si mismos. Son auténticos.
LA BICICLETA:La bicicleta es el transporte más común. Se ha convertido de un instrumento, un simple vehiculo, en aliada, en amiga. Es la que los lleva a viajar por esta maravillosa ciudad, las que nos lleva a encontrar secretos y revela caminos desconocidos.
¿LA REALIDAD? , Los que solo ven casas maltrechas, viejos autos y rostros apesadumbrados no entienden a esta ciudad, este país único. No quieren conocer las claves humanas, individuales y colectivas de la resistencia, de la creación. No han visto como se estrella la furia del mar contra la ciudad-roca. En un salón de baile, la azotea de una humilde casa, en un teatro, en una escuela, en una iglesia, en un estadio de pelota, en un bar, algún sueño se hace realidad cada día, cada noche. Y otros más nacen.
¿QUÉ QUEREMOS?, No queremos una mirada complaciente, superficial y actitudes paternalistas. No queremos miradas epidérmicas. Queremos una mirada justa a esta ciudad: a veces sucia pero siempre acogedora y desafiante, trabajadora y coqueta, con grandes contrastes entre luz y sombra, vista desde el mar o la altura siempre será la más hermosa de las protagonistas.
A la noche, cuando nos sentamos en el malecón, a la orilla del mar, contemplando la luna, resumimos todos los sueños: crecer, llegar más alto.
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